Ep15: ¡Recita! La Primera Revelación
Entonces una pregunta es ¿qué sabemos acerca del sistema de creencias de Khadijah? Tenemos informes de que Khadijah no participaba en los aspectos sociales y rituales de la práctica religiosa mequí. Es decir, no participaba por ejemplo, en la presentación de ofrendas y sacrificios a las deidades simbólicas de La Meca. Y tenemos informes de que era monoteísta. Ahora bien, donde la cosa se pone interesante es que hay cierta evidencia, algunos reportes que incluso sugieren que ella estaba interesada en el profeta árabe esperado, que había rumores no solo en La Meca, sino en toda Arabia. Y sabemos que varias personas antes de la profecía de Muhammad ﷺ se habían proclamado a sí mismos como el profeta árabe esperado y fallaron porque eran impostores. Entonces, hay informes que sugieren que Khadijah incluso estaba entre aquellos que esperaban o creían, tenían la esperanza de que apareciera el profeta árabe esperado en su tiempo y que cuando Muhammad viene a ella y le cuenta lo que pasó con él, ella como que dice: “Oh Dios mío, es cierto, eres tú”. Así que tenemos informes de eso. Ahora, si es cierto o no, yo estoy un poco indeciso, pero lo que sí sé con seguridad es que ella era monoteísta. Y creo que, cualesquiera que fueran sus sospechas, lo que está claro al menos por lo que sí sabemos, es que ella trataba a Muhammad no como a un hombre joven y menos sabio, sino que de hecho respetaba su espacio y lo trataba con cierta reverencia: tú eres un hombre inusual y no estás aquí por mi negocio y no se trata de que me sirvas en mi trabajo, lo cual, nuevamente, es lo que habríamos anticipado. Y hay muchas lecciones, por cierto, que podemos sacar de esto. Pero tú eres un hombre que sospecho, eres un hombre con una misión. Ahora, ¿esa misión incluía reforma social en ese punto, con sus excursiones al monte Hira? No hay evidencia de eso. La evidencia es que tu misión es, como la de otros monoteístas, una misión espiritual. Y quizás ella incluso pensaba que eventualmente mi esposo se convertiría en algo así como un ermitaño, como muchos de los que buscan ese entendimiento de Dios, aislándose en algún lugar, como en una cueva, lo cual es un patrón típico. Y eventualmente, lo que llegan a ser es gente que adopta una vida de ermitaño, de ascetismo estricto, rechazando las cosas materiales, comiendo poco, etc.
Aunque es difícil leer su psicología interna, ella sabía que proclamar “ahora eres el profeta” significaba que iba a haber un choque con el sistema de creencias de la élite de La Meca. Una cosa es cuando simplemente estás en tu propio mundo yendo a una cueva y convirtiéndote en ermitaño, pero es completamente diferente si dices: “Soy el profeta, síganme”. Y aunque no lo haya comprendido el primer día, debió haberlo comprendido para la primera semana, para el primer mes, y con toda certeza para el primer año. Y hablaremos de la evidencia de eso, porque a diferencia de lo que se suele decir, hubo escaramuzas y algo de violencia que inmediatamente habrían dejado claro a cualquier seguidor de Muhammad, dentro del primer año, que esto no iba a ser simplemente un asunto de que La Meca dijera: “Está bien, sé profeta, no nos importa”. Eso no.
¿Y por qué es importante esto? Pues, para entender qué significa el modelaje, nuevamente este tema de aprender de estos personajes y de por qué ellos modelan comportamiento, moralidad y ética para nosotros. El otro punto que me preguntaron y que merece repetirse: para tener el texto preciso, por así decirlo, o evidencia textual. Cuando Jafar al-Sadiq es preguntado acerca del encuentro con Yibril, él dice que cuando Allah elige a un profeta, Allah le concede tranquilidad y dignidad a este profeta. ¿Por qué dijo Jafar al-Sadiq esto? Lo dice en relación con el reporte acerca de que el Profeta, disculpen el lenguaje pero así lo dicen los reportes, básicamente se asustó en su encuentro con Gabriel. Y él dice: no se asustó, mantuvo su tranquilidad y su dignidad. Pero eso no es inconsistente con que el Profeta ﷺ, después del primer encuentro, regresara donde Khadijah y le dijera: “cúbranme, cúbranme”.
Es como si tú estás trabajando, eres una persona muy humilde, un investigador dedicado, pero muy humilde. Recibes la noticia de que ganaste el Premio Nobel. Si no fueras una persona humilde, tu reacción sería decir: “Oh, está bien. Sí, sospechaba que lo merecía”. Pero si eres muy humilde, ¿cuál sería tu reacción? Irías a tu familia diciendo: “Oh Dios mío, no vas a creer lo que acaba de pasar. ¡Me eligieron para el Nobel! Oh Dios mío, oh Dios mío”. Y si tienes una familia que te apoya, la familia te diría: “No, no, no, tú lo mereces. Sí, es una gran noticia, pero lo mereces. Eres tan trabajador”. La reacción de Khadijah hacia el Profeta ﷺ fue exactamente ese tipo de reacción de apoyo. Él diciendo: realmente, yo estaba adorando a Allah sin desear nada más. No es como si yo le pidiera a Allah que me hiciera profeta. No tenemos evidencia de eso. Y entonces él regresa y dice, y lo primero que siente, inmediatamente, no necesitas que Gabriel te aplaste, lo que vas a sentir es el peso de la responsabilidad. ¿Ahora vas a ser profeta para invitar a tus amigos a que te sigan? No. Ahora vas a tener una misión y esa misión va a tener repercusiones. Y no necesitas ser muy instruido para saber que una cosa que sabemos de los profetas es que son perseguidos por su pueblo.
Ahora bien, especialmente en las narraciones sunitas, la predicción de la persecución, en una tipología medieval típica, viene de un ermitaño, y es que Khadijah va de inmediato a Waraka, el ermitaño, y Waraka dice: “Oh, lo que te espera es persecución”. Y según estas narraciones, el Profeta expresa cierta sorpresa: “¿Realmente? ¿Ellos me perseguirán y me expulsarán?”. He pasado años investigando esta narrativa de ir a Waraka y de nuevo me sorprende el hecho de que la familia del Profeta, Ahl al-Bayt, rechazara esa narrativa o dijera que básicamente desmentía la narrativa de Khadijah yendo a Waraka y de que Waraka predijera persecución, y de que el Profeta luego se sorprendiera. Básicamente, lo que dijo Ahl al-Bayt es que no, que ellos desafiaron esa idea. Que Waraka, como todos los personajes ermitaños en la tradición, tiene una autenticidad problemática. Incluso en fuentes sunitas hay reportes contradictorios. Así que los personajes ermitaños en la tradición tienen autenticidad problemática.
Personalmente me he convencido, aunque por supuesto fui criado creyendo en la existencia de Waraka y en la predicción de Waraka. Me he convencido de que Waraka es una mitología, de que no hubo ningún ermitaño al que Khadijah acudiera, sino que fue como dijo Jafar al-Sadiq, como dijo Abu Bakr, que el Profeta ﷺ supo inmediatamente que iba a haber persecución. Y que, con toda certeza, la relación entre Khadijah y Muhammad ﷺ fue una relación de apoyo —y hay abundante evidencia de que compartían sus preocupaciones y temores—, entonces si el Profeta ﷺ, como dicen Ahl al-Bayt, reconoció que esta no iba a ser una misión fácil, con toda certeza se lo comunicó a Khadijah, si es que ella no lo sabía ya. Y con toda seguridad le estaba diciendo a su esposa: “Sabes, este será un camino duro”. Porque lo que sí tenemos, y la razón por la cual el Profeta Muhammad ﷺ sigue repitiendo una y otra vez sobre Khadijah, es cómo ella nunca lo abandonó mientras él compartía con ella las dificultades del camino de la profecía, y cómo su reacción hacia él fue siempre una de apoyo. Y esto es algo por lo que él siempre estuvo agradecido y agradecido por su memoria.
Creo, de nuevo, que esto es un tema de modelaje, porque —y quiero mencionarlo porque nos hemos alejado mucho de esto— todo musulmán que haya sido criado con una alfabetización islámica básica sabe que el Profeta ﷺ dijo que cuando te cases, elijas en base a la piedad y la religión, no en base a la edad, ni al estatus social, ni a lo que sea. Aunque sabemos esto, nosotros, nuestra juventud, los musulmanes, nos hemos alejado mucho de esto. Pero creo que este asunto del modelaje es que te casas en base al carácter ético, al carácter moral y a la relación con Allah ﷻ, y que eso tiene precedencia sobre el prestigio, el estatus social, la riqueza.
Mira, las sociedades, cómo lo digo, si los elementos con los que cocinas van a definir el producto final. Y si lo que ponemos en la cocción de nuestras unidades sociales son relaciones basadas en prestigio, riqueza material, insignias de estatus social, no esperes que el producto final, es decir, nuestros hijos, y la ética, la virtud y los principios que encarnen, sean diferentes. Lo que inviertes, lo que pones dentro, es lo que obtienes. Y esto es importante porque a menudo nos preguntamos: “Bueno, ¿dónde está la civilización musulmana, dónde está la ummah musulmana, qué tipo de hijos estamos criando?” Y el modelaje de nuestro Profeta ﷺ no es para que digamos: “Bueno, él fue un profeta”. No. Khadijah no fue una profeta. Y Khadijah no es un modelo para las mujeres. Ella es un modelo para los seres humanos, para las personas, no solo para las mujeres.
De hecho, podrías tomar perfectamente el modelo olvidando la cuestión del género. Puede ser que el rol de Khadijah lo desempeñe un hombre. Un hombre que elige casarse con una mujer, y que ese hombre se dé cuenta de que esa mujer es una mujer con una misión, y diga: “Mi rol, el rol que voy a jugar, es apoyar a esta mujer para que pueda cumplir su misión. Esa es mi misión en la vida: permitir y empoderar”. Así que el asunto, mi punto, no es hombre o mujer, el asunto es el principio.
No hay héroe en la historia, no hay figuras heroicas en la historia que emerjan como héroes por acción unilateral. Siempre hay una red de apoyo. Y nosotros, ya sabes, estudiamos figuras en la historia que definieron el curso de la historia. Pero el trabajo histórico realmente fascinante, donde la historiografía se vuelve realmente interesante, no es estudiar el carácter del héroe, sino la red social que produjo al héroe. Eso es. He hablado mucho en jútbas previas donde digo: “Dios es justo, y Dios da a todas las civilizaciones, a todas las sociedades, su número justo de Einsteins, su número justo de Mozarts, su número justo de Beethovens. Si no hay Beethovens en esta sociedad, y no es porque Dios no le dio a esta sociedad un Beethoven, es porque esta sociedad falló a su Beethoven”. ¿Me entiendes? Dios distribuye la genialidad, la creatividad y la inventiva justamente entre los seres humanos. La única diferencia está en que hay sociedades que suprimen el genio y sociedades que lo abrazan y desarrollan.
Y la pregunta es, en tu sociedad, como Cherif dijo en un discurso que tuvo un impacto profundo en mí que estaba hablando de trauma y dolor generacional. Y la pregunta es: ¿tienes una sociedad en la que las normas sociales, las normativas sociales, suprimen el genio o lo elevan? Y por eso este tema del modelaje es tan importante. Porque si el Profeta ﷺ hubiera emergido como una figura aislada, sin apoyo, te aseguro que no habría sido el profeta final, porque no habría tenido el impacto necesario para un profeta final. Es el modelaje de Allah para nosotros, educándonos, enseñándonos, mostrándonos cómo funciona el sistema de apoyo: abrazar el talento, abrazar la bondad, abrazar la virtud y elevarla, ponerla al frente, y permitir que marque una diferencia en la sociedad.
Este es un punto crítico, porque de lo contrario no hay propósito en estudiar la Sira. De lo contrario, simplemente ignórala, porque entonces no es más que una historia, como cualquier novela que leas. Pero no es una novela, no es solo una historia.
La primera revelación es muy importante. Pero quiero enfocarme en otro punto también muy importante, diferente. Muchas de las fuentes dicen que, en el primer encuentro, supuestamente Gabriel le dijo al Profeta ﷺ: Iqra’. Y la respuesta, aunque normalmente traducida como “No leo”, yo no leo, pero de hecho, esto es un punto en el que he invertido bastante tiempo investigando: hay una connotación lingüística diferente. Podría significar —y en esta situación significa— “¿Qué debo leer?” no “No sé leer”. Es: “¿Qué quieres que lea?
Y aunque nuevamente tenemos la tipología medieval de que en todas las narrativas medievales siempre verás cosas repetidas tres veces —se hace una pregunta una vez, se repite dos veces, se repite tres veces, y así es como enfatizas que este es un evento importante, así funciona en la mente medieval—, ¿sucedió tres veces? No lo sé. Pero lo que sí está claro es que cuando la primera pregunta es Iqra’, y la respuesta es: “¿Qué debo leer? ¿Qué debo recitar?”, ahí empieza la revelación.
Y no es sorprendente que en este encuentro, la gravedad del momento, y uno solo puede imaginar —y sería como, si ya es difícil para uno imaginar cómo se sentiría ganar un Premio Nobel—, ¿puedes imaginar cómo se sentiría tener un encuentro con Yibril? Quiero decir, para el Profeta ﷺ sentirse abrumado, humilde, estremecido, diciendo: “Oh Dios mío, necesito procesar esto”. Esto es literalmente… Y acudir a Khadijah y decirle: “Abrígame, cúbreme”, que en nuestro lenguaje de hoy sería: “Abrázame, dame un sentido de consuelo humano, porque esto es abrumador”.
Y lo que es notable, lo que es realmente extraordinario, es cuántos reportes tenemos de cuán rápidamente el Profeta ﷺ obedece el llamado e inmediatamente invita a la fe a aquellos que le son cercanos.
Así que tenemos reportes de que Khadijah se convierte al islam de inmediato, dentro del primer día. Ali —y aunque hay reportes, y de nuevo la gente no se da cuenta de cuántos reportes contradictorios hay sobre la edad de Ali en ese momento—, Ali recuerden, es puesto bajo el cuidado del Profeta ﷺ y está viviendo en la casa del Profeta ﷺ, ¿por qué puso a Ali bajo el cuidado del Profeta? Por dificultades financieras. Así el Profeta ﷺ está criando a Ali como a un hijo. Esto es algo asombroso: tienes a una persona que está siendo criada por el Profeta ﷺ. ¿Cómo podemos pasar por alto esto? Tienes a alguien que está siendo criado directamente por el Profeta ﷺ.
Ahora sabemos que Ali no es el único, porque también sabemos acerca de Zayd. Pero sabemos que Zayd será martirizado y no vivirá hasta la muerte del Profeta ﷺ. Pero crecer en esa casa, en ese hogar, es algo enorme. ¿Qué edad tenía Ali? Hay reportes contradictorios que van desde 10 años hasta 16 años. ¿Tenía 10, 12, 14? Pero lo que sí sabemos con certeza es que era joven y excepcionalmente maduro. Fuera cual fuera su edad. ¿Cómo sabemos de su madurez? Porque sabremos que dentro de unos años, dentro de uno o dos años, él invitará, cuando el llamado, cuando la da‘wah, cuando la invitación se haga pública, Ali será la persona principal que invitará a los líderes de Quraysh a una cena. No puedes hacer eso si eres un niño. Debes tener cierta madurez. Sí, eres joven, pero eres maduro.
Ahora, ¿por qué enfatizo este punto? Porque también enfatizo que hay tantos reportes contradictorios sobre quién fue el primer convertido, quién el segundo, quién el tercero. No creo que eso importe. Lo que importa es que sabemos que Khadijah y Ali, y que hay ciertos individuos de los que hablaré, se convirtieron entre los primeros. Los primeros en decir: “Creemos en ti porque sabemos que eres una persona veraz y a lo que nos invitas debe ser la verdad”.
¿Y a qué está invitando el Profeta ﷺ al principio de la da‘wah? Esa es la pregunta. Entonces, bien, ¿a qué está invitando a los primeros musulmanes? A creer en mí como profeta, pero ¿cuál es la sustancia de lo que quieres que crean? Vamos a imaginar ahora que estos son los primeros días, los primeros días de la profecía. Y ahora estás comenzando a recibir revelación y dices: “Tengo una misión”.
Hay cosas muy interesantes sobre esos pasos iniciales. Naturalmente, el Profeta ﷺ informa primero a su familia. Así que no es sorprendente que aquellos dentro de la casa del Profeta sean los primeros en saber: Khadija, Ali, Zayd. Y es notable que todos los que vivían con este hombre reaccionaran de inmediato: “Si tú dices que es verdad, entonces debe ser verdad”. Así que de inmediato lo siguen. Pero más allá de eso, cuando comienza la da‘wah, cuando el mensaje comienza, hay un par de cosas realmente interesantes. Antes de llegar a cuál era exactamente el mensaje, hay que notar que el Profeta ﷺ no limitó su invitación, su da‘wah, a Banu Hashim. Banu Hashim es su clan, ¿verdad? Y lo más seguro habría sido ir primero a los miembros de Banu Hashim.
Hablaremos del tío del Profeta porque es un gran tema en la historia islámica si se convirtió o no, Abu Talib. Pero eso no es lo que hace el Profeta ﷺ. De hecho, es notable que entre los primeros invitados fuera de su hogar no estén miembros de Banu Hashim. Y creo que el mensaje aquí es muy claro: si todos tus conversos, o los principales conversos, los que abrazan el islam, son parte de Banu Hashim, entonces se convierte en un asunto tribal otra vez, un asunto de clan. Y no es casualidad que encontremos que los primeros musulmanes, aparte de la familia del Profeta ﷺ, no son de Banu Hashim, del clan del Profeta.
Lo otro es que los primeros pasos de la da‘wah no son hacia la élite de Quraysh. Es como si el Profeta ﷺ supiera que, bueno, probablemente, creo que sí lo sabía, que la élite, quienes tenían el mayor interés en mantener la estructura social como estaba, no serían quienes respondieran a la da‘wah. Sino lo que hoy describiríamos como los buscadores de la verdad, aquellos que mostraban alguna promesa espiritual de un modo u otro. Y hablaremos de algunos de los primeros conversos probablemente no ahora, sino en la próxima, in shaa Allah.
Así que enfoquémonos en la primera revelación e intentemos imaginar que este es el primer mensaje que estás recibiendo de Allah ﷻ, de los cielos. Es decir, esta es la noticia que ahora estás recibiendo, y ¿qué es lo que va a alimentar tu sentido de misión? Lo que sabemos, al menos, y hay evidencia acumulativa que lo hace más probable, es que la primera revelación sea: “Recita en el nombre de tu Señor”, es decir, recita en el nombre de tu Señor que creó, que creó al ser humano de una sustancia que se aferra. Recita en el nombre de tu Señor que enseñó por “el cálamo, la pluma”, al-qalam significa el intelecto. Así que recita en el nombre de tu Señor que te ha dado el intelecto.
E inmediatamente, inmediatamente, Allah te dice en la primera revelación: ten cuidado, los seres humanos transgreden. Entonces, la pregunta natural es: ¿de qué tipo de transgresiones hablamos? Y las transgresiones que aparecen de inmediato en las primeras palabras y revelaciones de Allah ﷻ son: mira a aquellos que impiden a los buscadores de la verdad. ¿Has visto al que impide a un siervo cuando ora? ¿Has visto cómo los que enaltecen el camino de Dios son combatidos, resistidos y reprimidos? Y la mayor transgresión es la de aquellos que olvidan que su existencia en esta tierra no es casualidad, sino que en verdad tienen un Señor sobre ellos, y que ese Señor es su Creador.
Entonces, se trata también de la psicología de un ser humano. ¿Piensas básicamente que eres un agente libre y autónomo que hace lo que quiere? ¿O eres plenamente consciente del hecho de que tu existencia aquí, tu existencia en la tierra, es por permiso y habilitación de Allah ﷻ? Y que, si no eres consciente de que todo lo que haces, debes preguntarte: “¿Esto complace a Allah?”, entonces, por definición, te conviertes en un agente del otro, y el otro es lo impío.
¿Qué enfatiza la primera revelación del Corán? La conciencia. Tu relación con Allah, y que no eres un agente autónomo sin normas ni parámetros morales definidos para ti por tu Señor. Pero específicamente la primera revelación y el primer encuentro con la revelación divina constantemente te regresan, una y otra vez, a los elementos más débiles de la sociedad: el huérfano, los que no tienen recursos, los que dependen de otros.
Así que, déjame darte un ejemplo extraño, pero creo que se traduce bien: crecer en aquellas sociedades que todavía conservan normas islámicas antes de ser occidentalizadas y corrompidas. ¿Dónde encuentras esto? Bueno, lo encuentras particularmente entre la cultura de los shiekhs que no han pasado por universidades seculares, que no han tomado trabajos seculares. Así que todavía, en la manera en que crían a su familia, en la manera en que reaccionan a las cosas, porque fueron criados sobre el Corán y la sira del Profeta ﷺ, sus tendencias, sus sentidos intuitivos, son mucho más consistentes con las normas islámicas.
Recuerdo, por ejemplo, uno de mis sheikhs, su hija decidió que se iba a casar con un hombre ciego. Y naturalmente, el sheikh, como padre, estaba preocupado, no era que ella lo conociera íntimamente, solo sabía que este hombre ciego era un estudiante piadoso, pero naturalmente él estaba preocupado por el hecho de que ella se iba a casar con un hombre ciego. ¿Y cuál fue su respuesta? Dijo: “No, me caso intencionalmente con este hombre ciego porque quiero la recompensa de cuidar a este ciego”.
¿De dónde viene esa ética? La ética en la que dices: “No, me estoy poniendo a mí misma en una situación donde voy a realizar un servicio, porque quiero la recompensa de Allah, y no me importa el costo en esta tierra”. Eso viene de lo que el compromiso coránico te alerta. Aquellos que necesitan ayuda en la sociedad, esa es tu responsabilidad.
Examina todas las primeras revelaciones: sura 68, sura 73, sura 74, luego se revela al-Fātiḥa, luego la 111 que es sura al-Masad, luego la 81, la sura 87, la 92… esas son las primeras revelaciones. Dentro de los primeros dos años sabemos que estas suras se desplegaron, fueran reveladas en su totalidad o que la mitad se revelara primero y luego la otra mitad después, eso no es tan importante. Pero sabemos en conjunto que estas son las primeras suras de revelación.
Y cuando haces la pregunta: “Como alguien que está tomando la decisión de seguir a este hombre Muhammad ﷺ, ¿qué me están diciendo estas suras que haga?”. Bueno, no se trata de cómo rezas, aunque te recuerdan que debes dedicar tiempo en súplica a Dios. Y de nuevo, no hay fórmulas, más allá de repetir las palabras del Corán. Eres como Muhammad ﷺ hablando con su Dios. ¿Y qué le dice Muhammad ﷺ a su Dios cuando habla con Él —no a través del Corán, que es revelación—, sino en su propio discurso? Él expresa constantemente: “Dios, Allah, no soy nada sin Ti. Soy plenamente consciente de que no soy nada. Y resistiré y lucharé contra mis inclinaciones que vienen de shaitán, que intenta engañarme haciéndome pensar que permaneceré en esta tierra. Soy un visitante en esta tierra. Este no es mi hogar final ni permanente. Soy un invitado en esta tierra, y como invitado me comportaré como invitado, porque Tú eres el anfitrión y el dueño, y yo solo soy un invitado”.
¿Ves la diferencia entre alguien que actúa como dueño de casa y alguien que actúa como invitado? Y como invitado, presto plena atención a lo que me dices. Y lo que me dices es: “Adelante, disfruta de mis bendiciones como invitado en esta tierra. No me importa que disfrutes. De hecho, te doy cosas para disfrutar. Pero —y este es un gran pero— estás rodeado de personas en esta tierra, como tú, que no tienen esas bendiciones. Y aunque tú…”, y aquí está lo notable: “Debes mirar quién es impotente y ayudarlo, incluso si tú mismo no tienes mucho”.
Y este es un punto muy importante, porque a menudo en el ámbito de la ética pensamos… déjame ponerlo así: digamos que hay gente en necesidad y que sufre. ¿Es excusa que digas que Dios no te dio lo suficiente y por eso no ayudaste? ¿Estás dispuesto a presentarte ante Dios en la otra vida y decir: “Dios, la razón por la que no ayudé a estas personas es porque pensé que no me diste lo suficiente”? ¿Estás dispuesto a hacer eso? Porque este es un punto crítico.
Mira cómo Muhammad ﷺ trataba con las cosas materiales. Como veremos, incluso cuando le dan una almohada cómoda, él piensa que eso es demasiado lujo. Es como: “¿Qué? ¿Voy a dormir en una almohada mullida? No estoy acostumbrado a eso”. El asunto no es: “Allah, me permitiste casarme con una mujer rica”. De hecho, esta mujer rica, Khadijah, gastará todo lo que tiene apoyando el mensaje, hasta que no le quede nada. En realidad morirá sin poseer nada, porque gastó toda su riqueza. ¿Y en qué gastaba su riqueza? ¿En sobornar gente para que se hiciera musulmana? No. En lo que gastaba dinero era en cuidar a aquellos de los que la sociedad debía haberse hecho cargo, pero no encontraron a nadie que los ayudara. Pues, como musulmana, ella tenía la obligación de ayudarlos.
Y aquí está el punto: si Muhammad ﷺ hubiera sido como otros monoteístas de su época, que básicamente venían a la Kaaba y realizaban rituales propios, distintos, pero limitados a ellos, en otras palabras, no molestaban a nadie —“ustedes hacen sus cosas, van a los sacerdotes, pagan al sacerdote, hacen sacrificios; yo vengo, voy a la Kaaba, y digo: Allah es el único Dios en los cielos, estoy agradecido contigo, y luego me voy a casa”—, La Meca nunca habría tenido problemas con eso, porque no había nada con qué tener un problema.
Lo que molestó a La Meca fue ese mensaje de que el pobre y el rico son iguales ante los ojos de Dios. El esclavo y el libre son iguales ante los ojos de Dios. Por eso, cuando se quejaron a Abu Talib, como veremos, La Meca fue y dijo: “Tu sobrino está empoderando a los esclavos para que nos desafíen”. ¿Qué significa “empoderar a los esclavos para que nos desafíen”? Significa que estás diciendo que hay igualdad. Y que vas con esas personas que no tienen medios y dices: “En nuestra sociedad, si recibes ayuda o no depende de qué clan vengas. Pero vienes y cambias las reglas del juego, y dices: ‘No, incluso si eres de cualquier clan, si no tienes, debes ser ayudado’”. Así que es tu necesidad la que define la ayuda, no tu estatus de clan.
Por eso es una revolución. Por eso La Meca comienza a reaccionar. No fue por algunos rituales que Muhammad ﷺ hacía y que a nadie molestaban. Fue porque era realmente una revolución. Estás entrando, y el Corán una y otra vez, una y otra vez, regresa a eso. Vuelve y revisa esas suras, siéntate y léelas, y finge ser uno de los primeros en recibir la revelación, uno de los primeros musulmanes, como dice el Corán: finge estar entre ellos, y pregúntate: ¿cuáles son las primeras instrucciones, cuáles son las primeras órdenes? ¿Qué me dicen? Y lo que verás es que te dicen: “Sí, agradece lo que tienes, pero no disfrutes lo que tienes ignorando las necesidades de los demás”.
Que tu disfrute y tu gozo de lo que tienes debe ir siempre acompañado de conciencia y atención a las necesidades de otros. Constantemente se te recuerda a los que no tienen recursos, a los huérfanos, a los que están en los márgenes de la sociedad, a los débiles. Y precisamente por eso, como veremos, entre los primeros conversos no es coincidencia que los que se sienten atraídos por el mensaje sean verdaderamente los que están en los márgenes de la sociedad. Incluso tenemos, como veremos, personas que sabemos que estuvieron entre los primeros musulmanes, pero que eran tan marginales que su memoria no se preservó en la historia. En otras palabras, se les menciona como convertidos en el primer o segundo año, y no sabemos nada de sus vidas después. Simplemente desaparecen. ¿Por qué? Porque eran muy marginales.
Pero por eso fueron atraídos a este mensaje, porque este era un mensaje donde importamos. No somos unos don nadie. Importamos en este mensaje. De hecho, somos hijos de Dios y valemos lo mismo que todos los demás, exactamente como los demás. Y eso es lo que iba a molestar enormemente a La Meca acerca de este mensaje. Veremos —y hablaré de algunos de los primeros conversos, in shaa Allah, la próxima vez— que hay muchísimos reportes sobre quiénes estuvieron entre los primeros en convertirse. Entre los primeros 40 conversos se menciona, por ejemplo, a Aisha, la hija de Abu Bakr.
¿Por qué sorprende esto? Porque, al mismo tiempo, tenemos reportes que dicen que ella ni siquiera había nacido cuando el mensaje comenzó. Y esto es importante debido a la cuestión de la edad de Aisha. Si ella está entre los primeros conversos, entonces no podía haber sido una niña pequeña. Si tenía cinco años, no contaría como una de las primeras conversas. Si tenía diez años, como mínimo, digamos: bien, fue de las primeras conversas recordadas. Entonces tenía por lo menos diez. Digamos ocho años, exagerando, aunque dudo que una niña de ocho hubiera sido considerada conversa. Eso significa que, cuando ocurre la Hegira y se da el matrimonio, no era una niña, porque habían pasado diez años, entonces, claramente, debía tener como mínimo 16 o 18.
Ahora, una de las cosas más problemáticas en la historia es la cuestión de la edad, porque contar edades es algo muy moderno. Los premodernos no contaban edades. Los premodernos describían a alguien como infantil o juvenil por ejemplo. Podías tener 12 años y que se te considerara joven. ¿Por qué? Porque parecías un joven. De hecho —aunque no es un dato fiable—, entre los reportes está que Omar determinaba la madurez según la altura de una persona. Pero eso no era inusual. Hubo mucho debate sobre qué definía la madurez en épocas premodernas. La edad nunca fue parte de eso, porque las edades de las personas no estaban registradas.
¿Por qué es algo moderno? Porque en la época moderna, lo primero que haces cuando alguien nace es registrarlo. Los registros son una invención muy moderna. El nacimiento no se registraba, y la muerte tampoco. Y a menudo, dependiendo de las personas, ni querían ni les importaba su edad. Querían ser definidos por su madurez, no por el número de años. “Mírame. Olvida mi edad. No sabes en qué año nací, recibirás reportes contradictorios sobre cuándo nací. Pero mírame”.
Incluso, ¿qué edad tenía Maryam cuando quedó embarazada de Jesús? ¿12? Algunos reportes dicen 12, otros dicen 14. Y no era nada inusual en la edad medieval que niñas de 12 quedaran embarazadas. No era raro. Y por eso había una alta tasa de mortalidad tanto para madre como para hijo.
Uno de los errores en los que han caído los musulmanes modernos es tratar de lidiar con las edades de las personas del mismo modo en que lo hacemos en la modernidad, es decir, con registros y contando años. Eso no existía. Así que ya tenemos reportes contradictorios sobre si Aisha estaba viva y era lo suficientemente mayor como para estar entre los primeros conversos al islam. Pero incluso si descartamos eso, lo que sí sé es que, si ella fue vista socialmente como lo bastante madura para consumar un matrimonio, se definía por nivel de madurez, no por años. Y si se la percibía socialmente como una niña, no habría sido desposada ni se habría consumado el matrimonio.
Así que el error ahistórico de, cuando oyes a musulmanes modernos decir: “Oh, Aisha fue desposada cuando tenía nueve años”, ¿qué están haciendo? Uno, no puedes afirmarlo como hecho histórico porque tenemos reportes contradictorios. Y cuando privilegias una edad, estás haciendo una elección politizada, proyectando una comprensión moderna sobre una narrativa histórica que no puede encerrarse en esa comprensión moderna. Lo que sí puedes decir es que, cuando se casó, fue vista como lo bastante madura para hacerlo. De hecho, hay evidencia de que cuando ocurre la Hegira ella ya era musulmana desde hacía unos diez años.
Esto es un paréntesis, lo retomaremos más adelante, pero quería mencionarlo aquí porque siempre surge la cuestión de quiénes son los primeros 40 en convertirse al islam. Tenemos figuras que sabemos con certeza que estuvieron entre los primeros tres o cuatro, y luego tenemos figuras sobre las que hay debate. Y entre los que con seguridad sabemos: Khadijah, Ali, Abu Bakr. Y hablaremos de otras figuras que mencionaré, in shaa Allah.
Así que aquí nos detenemos. In shaa Allah, la próxima vez comenzaremos con quiénes fueron los primeros conversos y, antes de que el mensaje se hiciera público —los primeros tres años y enfatizando en qué era exactamente el islam en esos tres años. Porque son los años cruciales sobre los que todo se construye, y cuando evaluamos lo que viene después en la historia debemos evaluarlo a la luz de los cimientos. Los cimientos definen todo lo que se construye encima.
Es justamente la idea que la lógica imperial inventó con la noción de abrogación. Eso es político, no histórico. Los imperios abrogan las necesidades ingenuas de la era previa porque, ahora que has construido un imperio, dices: “Bueno, lo que funcionaba cuando no éramos un imperio, ahora tiene que cambiar porque estamos en las grandes ligas”. Esa es la lógica de la política, no la lógica del din. Debemos resistir esa manera imperial de pensar cuando miramos la sira del Profeta ﷺ. Lo que el Profeta ﷺ comienza debe ser consistente con lo que termina. No es un asunto de: “Esto bastaba en los primeros tres años, pero ahora que estamos en las grandes ligas, lo cambiamos”. Eso es cómo funcionan la política y la lógica imperial.
¿Me explico? Porque es un punto sutil y tan ajeno a cómo piensan los musulmanes modernos. Pero si hubiéramos tratado nuestra historia de este modo desde hace mucho tiempo, creo que estaríamos en un lugar intelectual muy distinto respecto a nuestro legado histórico.
Es justamente el hecho de que, si te especializas y pasas tu vida en esto, te das cuenta de lo ajeno que es lo que estás diciendo. Y eso es un problema serio, porque no debería serlo. Comprender, por ejemplo, que la lógica de la abrogación es típica de imperios y de héroes políticos, donde se considera un motivo de orgullo: “Ahora soy un héroe, y lo que solía hacer al principio, cuando no era héroe y era amable, ahora que soy héroe, ya no soy amable”. Y así funcionan las narrativas medievales de héroes. Ahora que eres un gran conquistador, ya no juegas con pajaritos ni con conejos, ahora eres un gran conquistador.
Pero esa lógica imperial se superpuso a la sunnah. Y era porque no podías esperar más del marco intelectual y la conciencia de quienes narraban estas historias. Era su epistemología, de la misma manera que tú y yo estamos inmersos en nuestra epistemología moderna. Ellos expresaban así. Pero para nosotros hoy, es mala historiografía y mala teología. Esa es la verdadera mala teología: rendirte a ese relato imperial de la historia, donde “antes jugabas con conejos, pero ahora no, porque eres un gran conquistador”.
No, en realidad vemos una consistencia notable en la personalidad del Profeta ﷺ en toda su vida. Incluso en Medina sigue siendo el mismo que es amable y juguetón con los niños. Entonces, intentar recontar su historia como un gran conquistador que podía dormir con nueve mujeres en una misma noche es una contradicción en términos y una absurdidad. Eso es un relato político de la historia, no un relato real de la historia.
Mi oración, digamos, mi súplica es que esto es algo que hace tiempo que estamos en deuda de realizar. Y por eso, cuando nos quejamos de cuánto islamofobia hay, es porque hemos dejado nuestra tradición vulnerable. Si ustedes conocieran, por ejemplo, las narrativas históricas del Antiguo Testamento, son 100 veces más vulnerables que la tradición islámica. Pero la diferencia es que ellas han sido procesadas históricamente por los eruditos judíos para volverse invulnerables.